LOS JUEGOS/BAJO EL AGUA
En Los juegos/Bajo el agua la realidad parece trascender cualquier intento de codificación y representación humano. El hecho perceptivo, de esta manera, se transforma en enlace subjetivo entre artificio y naturaleza, un par dialéctico que remite a la vieja aspiración humana hacia la perfección dentro de ámbitos interpretativos y creativos. Los juegos escenifica también la representación del persistente enfrentamiento: los procesos biológicos, como eterna energía cíclica desarrollada por la naturaleza, y las constantes líneas de energía producidas por el hombre en su continuum desarrollo constructivo (también destructivo).
Dentro de Los juegos comparten escenario piezas directas de la serie Bajo el agua, de Poder natural y piezas exclusivas creadas para la muestra.
L_ d_s_p_r_c__n ofrece claves argumentales de la exposición, en donde la realidad, o realidad representada, se extingue (inclusive el título) en el propio espacio de la representación. Es también un evidente homenaje al filme "Blow up" de Michelangelo Antonioni, desdoble del brillante relato del Cortázar más relativista ("Las babas del diablo"). El lenguaje verbal (libro) y la naturaleza (follaje) en un estimulante juego de reflejos especulares, espacios propicios del entre, que pueden derivar hacia la máxima de Jean Luc Godard: en el cine, la imagen de la realidad no es más que la realidad de esa propia imagen.
La intervención espacial del mural gráfico, el marco suspendido y el grupo de esculturas aspiran a una interpretación tridimensional del hecho perceptivo y representativo visual. El marco (que podría ser el de "Las babas del diablo") determinará al ombú, naturaleza sudamericana, siempre y cuando exista un ojo real que condicione el encuadre. A su vez, el árbol realizado de manera simplificada no es más que una codificación lejana de algo que trasciende su propia imagen. Las esculturas quedan en una tierra intermedia, estableciendo relaciones dialécticas con la representación de la naturaleza ejemplificada en el árbol, siendo también referentes para el marco. Estas figuras podrían remitir a edificaciones urbanas, torres simbólicas del poder artificial, aunque muestren partes
deterioradas que las enlazan, de nuevo, con el mundo de lo natural y sus procesos biológicos. El público podrá acceder a ese espacio de representación simulada, siendo sujeto y objeto a la vez.
En esa variante del discurso se alinean las fotografías Poder natural nº 1 - 10, instantáneas de paramentos, suelos porteños... singularizados gracias a la actividad de los agentes naturales e incluso humanos. Estos testimonios del juego entre naturaleza y artificio están registrados bajo una serie de números que remiten a la investigación científica e incluso burocrática (sellos de tinta violácea). La banda amarilla que atraviesa las imágenes (habitual en muchas obras del autor) representa metafóricamente las constantes líneas de energía de la construcción, del hecho creador y, a la vez, la energía de los procesos biológicos.
Cabe resaltar que aquí el deterioro se explica dentro de una dimensión universal, con ausencia total de perspectivas contemplativas del orden natural, como pueden ser los postulados del Romanticismo o algunos aspectos de la tradición barroca. Tampoco existe una aproximación exótica al entorno porteño/ sudamericano, aunque éste suponga un espléndido híbrido de la cultural occidental y el mundo menos domado de las culturas autóctonas (realismo mágico). La ganancia debe producirse por el distanciamiento, suerte de dislocación geográfica que puede aportar frescura al planteamiento general. Es por ello que las marcas locales determinan constantes extrapolables a cualquier entorno, intentando evitar la complacencia de los tópicos autóctonos.
Precipitaciones propone una alegoría del encuentro entre ambos mundos (el natural y el artificial). La dificultad de la conversión del mundo natural en registros artificiales, el sueño del saber como forma de dominio (libro), la minusvalía del hecho perceptivo (antifaz), el desencuentro y también la convergencia. Lluvia de colores que no existen, alter ego del desarrollo del conocimiento, nutren a la naturaleza amaestrada (campos de trigos) produciendo cortocircuitos en quien intenta delimitar con nitidez lenguaje y realidad.
Bajo el agua nº 7, 8 y 9 (núcleo conceptual de la serie homónima) presentan paisajes naturales, en su mayoría porteños, mestizados por el desarrollo tecnológico, cables que convierten en un todo lo natural y lo artificial. Las manos que se cierran en un puño y se abren, otra metáfora de esa realidad rebelde que se nos escapa.
Video (S/T). Pieza artística que desde el extrañamiento se acerca a Bajo el agua y sus secuelas, replanteando la idea de la percepción atada a un tiempo - espacio irrepetibles. Las acciones se congelan o aceleran, los personajes vienen o se van, existe una lluvia inexistente... El discurso se confunde con la historia al ser nuestro punto de vista constructor de la experiencia.
Los juegos/Bajo el agua es una serie abierta que se ha expuesto en el Centro Cultural Recoleta (Buenos Aires,agosto de 2005).